¿Quién es el soberano? El deber ciudadano de elegir bien




 El soberano en las sociedades antiguas eran los reyes, monarcas, caciques o incas. En las sociedades modernas la soberanía de la nación recae en los ciudadanos. Quienes delegan su poder en las autoridades electas para que en su nombre conduzcan los destinos de un país. En nuestro Perú, esa práctica no es muy clara y arrastramos la creencia que las autoridades electas son los soberanos del país, quienes tienen toda la potestad para gobernar independientemente de la voluntad del ciudadano.

 

Por desgracia, todavía en muchos puntos del país, los ciudadanos rinden pleitesía,  reverencia y respeto exagerado a las autoridades electas. Por eso estamos pendientes de los ofrecimientos, dádivas y promesas de todo tipo de candidatos. Es decir, somos ciudadanos poco empoderados que no asumimos el poder que nos corresponde. Los ciudadanos somos responsables del destino del país, las autoridades electas son nuestros intermediarios para ejecutar nuestra voluntad soberana. Para ponerlo en modo didáctico, los ciudadanos somos los dueños de la empresa y los administradores son elegidos para llevar adelante la voluntad del propietario. La autoridad elegida está al servicio del ciudadano y no al revés.

 

Ese error en nuestra práctica ciudadana provoca, por ejemplo, que no tomemos en serio la elección de las autoridades. Elegimos a quienes nos caen simpáticos, a quienes nos prometen el oro y el moro, con quienes nos sentimos identificados. Nos ponemos en situación de inferioridad, como si elegiríamos a un padre, un jefe, un caudillo o un salvador. Nuestra ciudadanía es formal, solo porque tenemos DNI, no somos conscientes que en nosotros recae la responsabilidad del éxito o fracaso del futuro.

 

Una prueba fehaciente es el numeroso grupo de pobladores que cree innecesaria la existencia de un Congreso o Parlamento, pues estiman que es suficiente un gobernante supremo electo. El Congreso de la República es la institución política que expresa más claramente la idea de representación y soberanía del ciudadano. Es de suponer que los ciudadanos realizan un esfuerzo significativo en elegir las personas más idóneas, calificadas, honestas, inteligentes y con visión de futuro para que los represente directamente.

 

Nadie en su sano juicio elegiría a un incompetente para que elabore leyes que busquen el desarrollo, ni a un corrupto para que fiscalice los actos de corrupción en el aparato estatal. Pero nuestra cruel realidad es que los ciudadanos eligen incompetentes y corruptos. La crisis de nuestra política no son las horrorosas autoridades electas, el meollo de la cuestión es la pobre educación y cultura política de los ciudadanos que no toman en serio su poder soberano.

(Artículo publicado en la columna Mirada Alterna del diario Viral de Arequipa, 2-3-22)

(Imagen tomada de: concienciaciudadana.org )


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