Provincianos calificados: El peso del interior en la historia política del Perú
Durante los primeros meses de gestión, el presidente Castillo ha dejado en claro el interés por apostar por profesionales y políticos de origen provinciano en la conformación del gabinete ministerial. Además, como es sabido, el partido Perú Libre es una organización que surge desde el interior del país con pocos nexos con el entorno limeño del poder. Y es por ello que la bancada de Perú Libre está compuesta esencialmente por congresistas provincianos.
La insurgencia de los provincianos en la política nacional
no es de ayer. Desde los inicios de la República se tuvo a ciudadanos del
interior luchando espacios de dominio e influencia. Hasta que en los inicios
del S. XX se coronan las tres líneas fuertes del pensamiento político peruano
vinculadas a tres provincianos brillantes: el socialcristianismo del arequipeño
Víctor Andrés Belaúnde, el aprismo del trujillano Víctor Raul Haya de la Torre
y el socialismo del moqueguano José Carlos Mariátegui.
Luego a partir de la década de 1940 y 1950, miles de
familias provincianas de origen humilde van a emprender una de las gestas
históricas más determinantes de la vida nacional: las olas migratorias del
campo a la ciudad. Vaciar la sierra para desbordar a las modernas ciudades
costeñas.
Pero con Castillo hay algo singular, el presidente del
sombrero representa al provinciano que no migra, que se queda en su terruño. Y
no solo ello, sino al provinciano de condición económica baja, educado en
universidades del interior, habituado a jugar en el medio local o subnacional, con
tendencia ideológica de izquierda, con pocas relaciones y conocimiento sobre el
mundo del poder centralista Surge
entonces la pregunta ¿ese tipo de provinciano está calificado para moverse en
las altas esferas del poder? La evidencia también demuestra que sí.
Lo que sucede con el presidente Castillo, por el contrario,
es que hasta el momento (esta columna se escribió horas antes de la designación
del cuarto gabinete) está (o estuvo) acudiendo a un entorno de argolla. Que no
se caracteriza precisamente por sus habilidades en el manejo eficaz del aparato
público y más bien acumulan pendientes por corrupción. Nos parece que se debe
insistir en democratizar el poder mediante el concurso de profesionales del
interior del país. Pero con técnicos preparados, con trayectoria de desempeño
eficiente y sobre todo con las manos limpias.
Los provincianos somos la síntesis de la historia nacional y
vemos más lejos que la mirada centralista. Solo se trata que el presidente
Castillo escoja dentro de los más calificados, probos y consecuentes.
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