Lo sucedido el fin de semana con
la estafa periodística del programa dominical Cuarto Poder de América TV pone
sobre el tapete los límites del ejercicio del periodismo en el Perú. Al parecer
los productores periodísticos no actuaron en el marco de su profesión, sino
influidos por una exigencia superior, un mandato por encima de la labor de
prensa.
Ese mandato superior es el de
servir como instrumento de los poderes fácticos, produciendo contenidos para
las audiencias que desacrediten al presidente Castillo. Es decir, no es un
asunto de prensa, sino de propaganda, persuasión y eventualmente manipulación y
desinformación.
El asunto no es nuevo. Desde la
segunda vuelta presidencial se ha ido incrementando el sometimiento de la
prensa hacia los intereses de los poderosos. Por desgracia, los espacios de
prensa independiente y alternativa principalmente se mueven en las redes
sociales y no llegan a las mayorías que tienen limitado acceso y conectividad a
Internet.
A la atmósfera contaminada de
desinformación y propaganda se suma la concentración de medios en manos de la
familia Miró Quesada que nos ofrece una melodía única y autoritaria, a través
de su conglomerado mediático, un abusivo pulpo hegemónico de la comunicación,
que nos quiere persuadir todos los días que el sueño del paraíso neoliberal
está cerca.
Lo que no debemos olvidar es que
una sociedad democrática requiere que la prensa actúe de modo independiente,
responsable y con estándares de calidad profesional. Y en medio de un contexto
de pluralismo, es decir que todas las voces y tendencias tengan oportunidades y
espacios para expresar información, opinión y propuestas sobre los asuntos
públicos.
Nuestra realidad está lejos de
ese requisito básico de la vida democrática. Y eso debe cambiar. Del lado de la
profesión periodística es urgente que los gremios, los periodistas y las
universidades asuman un mayor protagonismo a fin de denunciar, vigilar y plantear
soluciones frente a los bajos niveles de pluralismo informativo y las faltas a
la ética periodística. Se impone luchar por modificaciones de carácter legal y
un mayor empoderamiento de la profesión.
La mutación del periodismo en
propaganda se debe al ambiente de irresponsable desregulación de la actividad
de prensa y la debilidad de un gremio que se somete, hoy más que nunca, a las
voraces fauces de los grupos de poder. Del lado de la ciudadanía es crucial que
acoja con interés las voces periodísticas independientes y de calidad. Baluarte
de la profesión en estos tiempos que nos ha tocado vivir.
(Foto: exspreso.com.pe)
(Columna publicada en el diario Vira de Arequipa, 8-12-21)
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