Lobistas "chicha" en el Perú
Karelim Lopez, la lobista que frecuentaba al presidente Castillo y que obtuvo ventajas para las empresas que asesora ha sido calificada como “lobbista chicha”. Es decir, una gestora de intereses particulares que influye a favor de sus empleadores, pero que en este caso es “popular”, del mundo empresarial de los emergentes y provincianos.
Todos sabemos que nuestro lobista mayor, quintaesencia de la
gestión de intereses, es nuestro expresidente Pedro Pablo Kuczynski, hombre que
ha dedicado su vida a este oficio de persuadir y obtener ventajas a veces nada
santas para las grandes empresas. Ahora resulta que se ha “democratizado” el
lobby. De las altas esferas ha bajado al mundo popular. Y habrá que coincidir
con el desaparecido Manuel Dammert que sostenía que el Perú es una “República
Lobbysta”, donde los congresistas, ministros, alcaldes y funcionarios se
dedican a obtener ventajas generosas como producto de su intermediación a favor
de las empresas que proveen de servicios al Estado.
Es más, se podría afirmar que un político es un gestor de
intereses. Ahí vemos con claridad meridiana cómo determinadas bancadas
congresales sirven a determinados intereses con evidente desparpajo. El caso de
los congresistas al servicio de universidades no licenciadas es un claro
ejemplo.
La corrupción y el lobismo caracterizan a la política
peruana, en todos sus niveles. Desde los grandes negocios con transnacionales
hasta las pequeñas transacciones con proveedores de una simple dependencia del
Estado. Es bueno precisar que la gestión de intereses no es ilegal, es decir,
se puede ofrecer información y persuadir sobre las ventajas de determinados
productos y servicios que puede adquirir el Estado. Hasta ahí todo dentro de la
ley. El detalle es que de ahí a ofrecer coimas para enderezar decisiones hay un
solo paso. Por eso el lobismo es cuestionado, porque puede derivar en actos de
corrupción.
Nuestros lobistas “chicha”, como Karelim López, y cientos
que pululan por todo el país “gestionando” los intereses, a veces no solo son
gestores, sino accionistas, empleados, parientes o amigotes que son parte del
negocio de obtener licitaciones amañadas a favor de sus empresas. Los lobistas
del pueblo han aprendido de los grandes lobistas. Obviamente los montos de
dinero son diferentes, pero ahí los tenemos, como peces en el agua. Algo debe
quedar como lección: la situación es reveladora de la crisis política y de la
influencia del orden neoliberal en nuestra sociedad. Eso debe cambiar. Se
impone una mayor acción de los órganos de control y de justicia. Y del lado de
la comunidad, el rechazo a esas formas de “hacer negocios”.
(Foto: https://elbuho.pe/2021/12/karelim-lopez-la-afortunada-vida-de-una-lobista/)
(Publicado originalmente en la columna Mirada Alterna del diario Viral de Arequipa, 15-12-2021)
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