El 2022 será un año electoral en nuestro país. Renovaremos
gobernadores y consejeros regionales, alcaldes y regidores provinciales y
distritales. En realidad la elección de autoridades en este nivel es de mayor
volumen que la elección de presidente, vicepresidentes y congresistas. Se trata
de elecciones que dinamizan espacios locales y gatillan el protagonismo de
líderes nuevos y emergentes.
Las elecciones de gobernadores regionales y alcaldes
debieran tener un especial interés e importancia para los ciudadanos. Son
ámbitos de relación y compromiso directo de las autoridades con la población.
En los distritos, provincias y departamentos se operan obras de impacto
inmediato que tienen que ver con la solución a los problemas de la vida pública
de la gente.
Por desgracia, no hemos logrado reformar la legislación
electoral y la ley de partidos políticos, con el fin de institucionalizar y
mejorar las elecciones internas, obligar el funcionamiento de locales
partidarios para desarrollar actividad pública, controlar y sancionar el
transfuguismo, establecer reglas claras sobre el financiamiento de los partidos
y empoderar a los militantes de las organizaciones políticas. Es decir, seguirá
campeando la mercantilización de los candidatos, el financiamiento económico nada
claro y la debilidad general de las partidos. O sea todos los ingredientes para
que los sujetos grises sigan adueñándose de la política.
Nuestra legislación en materia político-electoral es
antipolítica, está diseñada para que triunfen los oportunistas y los avivatos.
Entonces, se puede afirmar que no es prometedor el panorama, es muy probable
que tengamos más de lo mismo. Queda una pequeña ventana de esperanza en los
poquísimos ciudadanos que ingresan a los partidos políticos con la finalidad de
servir a los ciudadanos. El problema es que los electores no los pueden
detectar con facilidad, pues son absorbidos por las campañas de marketing
político, las dádivas, promesas y ofrecimientos materiales.
Una segunda ventana de esperanza, bastante difícil, es que
la población tome conciencia de la importancia de la política para el
desarrollo de los pueblos y sobre todo reconozca que está en sus manos elegir a
las personas idóneas para liderar regiones, provincias y distritos. Los
ciudadanos debidamente informados, atentos a las necesidades colectivas y con
juicio razonado sobre las propuestas de solución es un potente activo para transformar
la sociedad. Debemos trabajar para que ese tipo de ciudadano no sea el
minoritario, sino que vaya en aumento. Y así superar la política de “lo mismo
de siempre”. Las elecciones de 2022 son una nueva oportunidad para corregirnos
como ciudadanía.
(Artículo publicado en el diario Viral de Arequipa, 29-12-2021)
(Foto: https://arequipamistipress.com/2021/02/04/la-evolucion-del-derecho-al-voto-de-los-ciudadanos-en-la-historia-del-peru/)
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