La congresista Patricia Chirinos denunció públicamente que
el premier Guido Bellido durante el periodo de instalación de los congresistas,
antes del 28 de julio, tuvo frases violentas y machistas contra ella. “Solo
falta que te violen” fueron las expresiones debido a que la congresista contaba
que ya fue casada y viuda. El premier ha salido a negar el insulto machista.
Pero más allá del barullo, el uso político del caso y el desenlace que pueda
tener este hecho, es importante poner el acento, cuantas veces sea posible,
sobre el machismo enquistado y tomado como normal en nuestro país.
El machismo es la parte visible de estructuras ocultas y no
tan ocultas de la sociedad. Se argumenta que vivimos sobre estructuras
patriarcales que reproducen día a día la dominación masculina. Dicho de otro
modo, la sociedad está constituida bajo el molde de los intereses y estilos del
varón. En ese marco, las mujeres enfrentan poderosos mandatos reales y
simbólicos que la colocan por debajo de la voluntad del hombre.
Ciertamente, se ha avanzado en los últimos años. Cada vez
tenemos más mujeres que ocupan importantes puestos en diversas instituciones y
empresas. El número de mujeres profesionales sigue incrementándose. Y las
denuncias de machismo, feminicidio, acoso, violaciones, maltrato o trata de
personas son tomadas en cuenta por la opinión pública y son duramente
sancionadas. Pero, solo son avances. Todavía está lejana la tan ansiada equidad
de género que coloque a hombres y mujeres en igualdad de oportunidades en los diferentes
campos de la vida humana.
Como medida de contención, la política pública de los
estados busca empoderar a la mujer para que sea ella desde niña quien haga
respetar sus derechos y su rol estratégico en la sociedad; se busca también
sensibilizar a la población sobre la importancia de la equidad y la eliminación
del machismo, y obviamente el rol de la justicia que debe sancionar
ejemplarmente todas las formas de agresión contra la mujer.
Pero, hay una pieza que olvidamos. El asunto no es solo de
las mujeres. Debemos desarrollar otras formas de conducta masculina, otra
masculinidad que supere la inmensa lista de prejuicios que nos enseñan desde
casa sobre el modo de comportamiento de los varones. Modos que se sostienen en
ideas de superioridad, violencia, autoridad y egoísmo como manifestaciones
naturales que todo varón debe cultivar y desarrollar durante la vida. Liquidar
el machismo que nos habita no es tarea fácil, requiere un cambio de mentalidad
que a algunos no les conviene.
(Fotos: RPP y BBC)
(Publicado originalmente en el Diario Viral, Arequipa, 8-9-2021)
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