La Universidad Nacional del
Altiplano de Puno no solo es una universidad, es patrimonio académico y
cultural de la región, soporte de la actividad profesional y referente
indiscutible de la investigación. En los últimos años ha ganado notoriedad por
la esforzada política institucional que ha propiciado el licenciamiento
institucional y acreditación de sus escuelas. No queda duda que existen logros,
pero son el fruto del empeño de un puñado de autoridades, docentes,
administrativos y egresados. La calidad, entonces, no es generalizable a la
totalidad de la comunidad universitaria. Ciertamente se viene luchando para
elevar los estándares de calidad, pero algunos agujeros vienen incluso de larga
data. Y es que existen debilidades que ni siquiera son exclusividad de la
universidad puneña, corresponden al conjunto del sistema de la universidad
pública del país.
Al grano. La UNA de Puno programó
para el lunes 18 de mayo el inicio del semestre virtual. En realidad la
universidad tiene plataformas virtuales bastante aceptables, como PILAR para
organizar el trabajo de tesis de egresados y de docentes con fondos del FEDU;
además de las Aulas Virtuales con soporte Moodle que funciona hace algunos años.
Sólo era cuestión de capacitar a los docentes que no emplean el sistema. Más
bien el problema de fondo sería la conectividad de los estudiantes. Recordemos
que la región de Puno tiene una situación socioeconómica precaria y que la gran
mayoría de estudiantes provienen de las 13 provincias de la región. En realidad
la ciudad de Puno, pese a ser una capital regional es pequeña (no más de 130
mil habitantes), distritos y provincias en su conjunto y la dinámica ciudad de
Juliaca, representan el 91% de la población regional. Entonces, los estudiantes
del interior de la región son el centro de la atención. La universidad tiene 18
mil estudiantes matriculados.
Pero la suspensión del inicio del
semestre virtual no vino por la conectividad de los estudiantes, como causa
principal. Un factor no previsto por la autoridad universitaria se coló con
fuerza. Un grueso número de docentes estaba poco familiarizado con la
tecnología y tenían dificultades para aprender el sistema de enseñanza virtual.
Además, el vicerrectorado académico había contratado los servicios de Cisco
Webex para desarrollar la enseñanza sincrónica (en tiempo real), dejando de
lado la posibilidad de otras plataformas que eran empleadas por los pocos
docentes que usaban medios virtuales. Y no sólo eso, algunos docentes también
tenían problemas de conectividad y equipos en su hogar. A lo que habría que
agregar, el clima de política interna nada favorable, pues las autoridades ya
cumplieron su periodo de gobierno, no ha habido convocatoria a elecciones y la
asamblea universitaria ha tenido que estirar la gestión de las actuales
autoridades.
Los docentes han pedido
capacitación por facultades, seguramente
que se implementará en los próximos días. Llama la atención que se pida
capacitación en temas para los que existe una gran cantidad de tutoriales y
recursos on line. Lo que se percibe
es, más bien, resistencia al cambio y conformismo que a nuestro juicio son solo
los síntomas de problemas más profundos. ¿Cuáles son esos problemas de fondo?
Vamos por partes. La universidad,
como la gran mayoría de las universidades públicas, es altamente “politizada”,
en el sentido peyorativo del término. Tiene aceradas argollas de intereses que
manejan las facultades y la universidad, que deviene en elección de cargos por
intereses de grupo, no por mérito o trayectoria de los profesores. Se dan
situaciones que de preocupantes pasan a jocosas como que algunas autoridades
ocupan los últimos lugares en la encuesta estudiantil del desempeño docente,
por tanto la evaluación del desempeño no es empleada como instrumento de
gestión, es una obligación administrativa que pasa al archivo. Politizado
también es el ingreso a la docencia y nuevamente los méritos pasan a segundo
lugar. Los docentes más antiguos con cargos, llamémoslos “caciques
institucionales” no son precisamente docentes actualizados en la frontera de la
ciencia, son políticos con modos coloniales de actuación universitaria que no
tienen discípulos académicos, sino clientela, argolla, súbditos obedientes.
En esa atmósfera, las sanciones
por incumplimiento de labor académica son casi inexistentes. Y si existen son
parte de la lucha política. No existen prolijos informes semestrales de
desempeño docente, sino una bochornosa ficha para llenar porcentajes de avance
que la mayoría copia entre docentes. La investigación con fondos del FEDU es un
requisito para el pago de una subvención. No es parte de la cultura académica,
es solo un trámite anual de los docentes. Inclusive no hay sanciones para
quienes no quieren investigar. Obviamente hay excepciones honrosas, pero como
apuntamos desde el inicio, se trata de un puñado de docentes.
Es parte de la cultura
organizacional de la universidad realizar actividades como obligaciones que
disponen las instancias superiores, la SUNEDU o el SINEACE. Hasta las mismas
autoridades superiores se refieren a ellas como obligaciones que tenemos que
cumplir. No son vistas desde la cúspide como esenciales o que contengan valores
institucionales, entonces es fácil que existan numerosos casos de conformismo y
desactualización.
Las alternativas de solución a
los problemas pueden ser variadas, pero solo mencionaré dos. Primero, la
universidad debe pasar por un cambio generacional que liquide a los caciques
institucionales y encumbre a profesores con méritos y trayectoria que contengan
valores institucionales. Ese puñado de profesores y administrativos eficientes
que en la práctica sostienen a la universidad deben ser empoderados y no sólo
deben ser vistos como herramientas del cumplimiento de las obligaciones.
Segundo, una relación virtuosa y dinámica con la comunidad (municipalidades,
colegios profesionales, organizaciones sociales, federaciones,
empresariado, ONG, etc.) que permita
potenciar la investigación y la responsabilidad social de la universidad. En
conclusión, repolitizar la universidad pero sustentada en valores
institucionales y orientada hacia convertirse en faro del desarrollo de nuestra
amada región.
(Publicado originalmente en el portal de Noticias SER, 20-5-2020)
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