“Tú, no me representas”

Los graves acontecimientos políticos en el Perú vienen confirmando día tras día la profunda crisis política de representación y de representabilidad. Pero ¿Cuál es la diferencia y en qué consiste? La crisis de representación se presenta cuando los partidos políticos son incapaces de atender y sintonizar con las demandas de la población. Situación que sucede de modo rotundo en nuestra patria. La crisis de representabilidad aparece cuando emergen nuevos sectores ciudadanos que no se encuentran representados por los partidos políticos. Y, bueno, también eso viene pasando en nuestro amado país.

La Ley N° 28094, de Partidos Políticos en el Perú, regula la constitución, reconocimiento, funcionamiento y financiación de las organizaciones políticas. Pero en el fondo es una ley que alienta la mercantilización, personalismo y caudillismo de la política. En otras palabras, es una ley que estimula el alejamiento entre los ciudadanos y los partidos. Al estar alejados unos de otros, sencillamente la representación se vulnera. Y en la práctica las demandas ciudadanas no tienen acogida por los partidos. Es decir los partidos sirven para cualquier cosa, menos para representar a la ciudadanía.

La representación es piedra angular de la democracia. El ciudadano debe encontrar en el representante a la persona adecuada e idónea para canalizar sus demandas, expectativas y necesidades como ciudadano. El representante no es un individuo aislado que cae del cielo o que llega solo en campaña; es un sujeto agente que es parte de una agrupación con ideario, doctrina y proyecto de país y de región. De ese modo el ciudadano siente la seguridad que su representante se encuentra encarnado en un ideal, en un propósito.

Lo que tenemos hoy en día es el desfile de voraces apetitos personales que buscan vehículos electorales (los partidos) para aprovechar y sacar jugo de la función de representación. Por eso, el espacio para los representantes dignos es reducido y al final de cuentas terminan devorados por las fieras que se enseñorean en los partidos. Por eso es vital corregir la ley, para que los partidos cumplan su función de intermediación y de canalización efectiva de las demandas de la población. Pero no solo se trata de la ley, somos los ciudadanos quienes debemos empoderar a representantes legítimos y dignos que exhiban trayectorias comprobadas de servicio, compromiso y pulcritud. Y convertir a los partidos en dinámicos espacios estratégicos de diseño del futuro nacional.

(Publicado originalmente en el Diario Viral el 9-12-2020 )

 

 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Otra vez atizando la discriminación contra Puno: la Zona Franca

Renegar del origen, cambio de apellido: de Quispe a Quimper

Escándalo en examen de admisión UNSA 2007