Poderes fácticos
Sería inocente pensar que únicamente los políticos gobiernan las naciones. O que solamente a través de las elecciones se otorga el poder para implementar una u otra política pública. O acaso creer que las leyes de un país no se encuentran influidas por grupos de poder. La verdad de la milanesa es que detrás del poder político circulan con soberano señorío los poderes fácticos. No pertenecen al orden institucional del Estado, son individuos, grupos o corporaciones que influyen de modo subterráneo pero efectivo en las decisiones de los políticos.
(Publicado originalmente en el Diario Viral el 30-12-2020)
¿Podemos poner en vereda a los
poderes fácticos? Sí, para eso existe la Ley 28024 y su reglamento que regula
la actividad legal de la gestión de intereses o lobby, por medio de la cual las
empresas u organizaciones que deseen promover sus intereses ante el Estado lo
pueden hacer de modo lícito, público y transparente. Es decir, una corporación
empresarial tiene el derecho de buscar beneficios para su actividad, pero debe
hacerlo por los cauces legales. Y a los ciudadanos nos compete vigilar esa
actividad. Además, quienes se oponen a los influyentes poderes fácticos tienen el
legítimo derecho de gestionar los intereses de trabajadores, comunidades,
consumidores o minorías.
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