Algunos cubanos que viven en
Miami suelen hacer campaña contra el Partido Demócrata calificando a políticos
como Barack Obama o Joe Biden como “comunistas”. Y es que desde posiciones
conservadoras se suele atacar a los progresistas e izquierdistas con
calificativos que no corresponden a la realidad. Es como cuando, desde
posiciones progresistas se califica a algunos derechistas como DBA (derecha
bruta y achorada). Igualmente la desproporción no ayuda a describir la realidad
y es más una ofensa.
Pero el calificativo más extremo
es el de calificar de “terroristas” o “terrucos” a algunos izquierdistas
peruanos. En este caso la desproporción no solo es una ofensa, es difamatoria y
agresiva. Y es que comparar a un izquierdista de esta época con acciones
delictivas tiene el propósito de deslegitimar y anular la condición de oponente
o interlocutor. Con los delincuentes no se dialoga, lo que se impone es la
cárcel. Al parecer la tendencia a “terruquear” a los izquierdistas busca
eliminar la condición democrática de las ideas progresistas. Como si las ideas
y propuestas de las organizaciones, personajes y ciudadanos de izquierda fuesen
en su conjunto extremistas, inviables, delirantes o fuera de época.
Es bueno recordar la vigencia
constante de las ideas progresistas (de izquierda) en las democracias más
avanzadas. Ya sea en sus formas socialistas, socialdemócratas,
social-liberales, ecologistas, ecosocialistas, anticonsumistas, indianistas,
nacionalistas o feministas. Es decir, la izquierda política es un amplio
espectro de ideales que va más allá del marxismo o del maoísmo, como algunos
creen. Una democracia fuerte, efectiva y que se oriente al bienestar de los
ciudadanos requiere de posiciones políticas maduras, ya sean de izquierda o de
derecha. La cultura política democrática precisamente consiste en dar cabida a
los diversos tonos y volúmenes del pensamiento.
Terruquear a los izquierdistas o
calificar de brutos y achorados a los derechistas contribuye a fomentar la
violencia en el discurso político. Debemos buscar el debate de las posiciones y
las propuestas. Una sociedad como la nuestra caracterizada por la
discriminación debe corregir la insana costumbre del ninguneo y el desprecio.
Todas las ideas políticas tienen valor y contienen un fondo ético, se trata de
cotejar y contemplar la conveniencia de unas u otras. En determinadas ocasiones
las ideas conservadoras sirven para dar soporte a la vida ciudadana, y en otros
casos las ideas progresistas nos ayudan a apuntar hacia el futuro y buscar
nuevos horizontes.
(Publicado originalmente en el Diario Viral el 16-12-2020)
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