Mujeres al gobierno

 Fuimos uno de los últimos países latinoamericanos en otorgar el derecho al voto femenino en 1955. Y encima no hemos sido un país pródigo en mujeres que asuman puestos de poder, salvo en lo sucedido recientemente en los últimos años. Y es que una de las grandes noticias de la dinámica del Estado peruano, es que cinco mujeres presiden cinco instituciones claves de la vida nacional: el Congreso de la República, el Tribunal Constitucional, el Consejo de Ministros, la Corte Superior de Justicia y la Fiscalía de la Nación. Agregaríamos que el gremio empresarial más poderoso del país, la Confiep, también es liderado por una mujer. Y no todo queda allí, en la historia más reciente hemos tenido dos primeras damas de la Nación con gran influencia sobre sus esposos y sobre el aparato público: Nadine Heredia y Eliane Karp.

 Es destacable, además, el número de mujeres que han asumido puestos de ministras, alcaldesas, congresistas, regidoras y gobernadoras. Las mujeres gradualmente están accediendo a puestos expectantes y claves, solo falta que tengamos una presidenta del país. Hecho que tarde o temprano sucederá. Ciertamente en una sociedad machista el mérito es doble para las mujeres que le luchan posiciones a los varones. Pero, también es muy cierto que son numerosos los casos de acoso a las mujeres que cumplen función pública. El ninguneo, el menosprecio y el abuso contra la mujer se mantiene vigente.

 Los ejemplos que hemos mostrado de mujeres con poder no pueden llevarnos a la conclusión que ya se superaron los niveles de inequidad entre hombres y mujeres. Todavía está pendiente el empoderamiento real y efectivo de la mujer. Y a nuestro juicio eso se corregirá con educación, políticas públicas y reformas legales. Pero hay un factor no menos importante, la lucha en el sentido común. Es decir, las creencias e ideas que se tienen sobre la mujer. La sociedad debe comprender que las mujeres le agregan valores y prácticas muy importantes a la vida política del país.

 La disciplina y laboriosidad en las funciones, la capacidad de diálogo y entendimiento, el respeto a la diferencia, la honradez, la conducta discreta y la gran capacidad holística para comprender lo complejo y la totalidad son cualidades, entre otras, que debemos reconocer como cruciales. Las mujeres en el poder y con cargos de decisión no solo debe ser visto como una posibilidad, sino y fundamentalmente como una llave para afrontar las crisis y los problemas.

 (Publicado originalmente en el Diario Viral, el 24-3-2021)

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