Se ha vuelto un lugar común de ciertos sectores
conservadores atacar a la izquierda peruana calificándola de chavista. Y que
una vez en el poder implantarán una suerte de autoritarismo populista de
izquierda que arrasará con los logros de los 29 años de República neoliberal.
Desmontemos esta falacia. Para empezar la izquierda peruana no tiene
actualmente como cabezas visibles a militares o militaristas. El militar que
pudo serlo gobernó bien pegadito al dogma de mercado y ahora está bien
bajoneado: Ollanta Humala.
Por otro lado, en la arena política actual no hay un
liderazgo avasallador que logre copar Ejecutivo, Legislativo y la influyente
opinión pública. Lo que tenemos es una gran fragmentación con una grave crisis
de representación. Algo más. Los planes de gobierno de la izquierda peruana se
asemejan más a un maquillaje de la economía de mercado. Y si bien se plantea
una nueva Constitución, lo que buscan los izquierdistas peruanos es ajustar al
gran capital, aumentar los impuestos a los ricos, fortalecer las políticas
públicas, mejorar la acción del Estado, proteger el medio ambiente, atender a
sectores vulnerables, mantener la disciplina económica y no perpetuarse en el
poder. Es decir, eso no es autoritarismo ni populismo. Es lo que se llama
socialdemocracia. Dicho en otras palabras, políticas progresistas de corte
social respetando la democracia liberal y manteniendo una relación justa y
soberana con el mundo del capital.
Como el lector podrá darse cuenta, me estoy refiriendo a la
opción de izquierda con mayor fuerza, la que encabeza la señora Verónika
Mendoza. La opción de Marco Arana se encuentra bastante alejada del respaldo
popular. Y en mucho tiene que ver el débil carisma de su líder. Hay una tercera
izquierda, Perú Libre, que lleva a la presidencia al profesor Pedro Castillo y
que en realidad es el partido del médico Vladimir Cerrón. Según su ideario se
definen como un partido marxista y socialista, opuesto a la economía de
mercado, con un fuerte acento estatista. En sus documentos programáticos
mencionan los aportes de las figuras de Lenin y Fidel Castro. No en vano Cerrón
obtuvo su título de médico en Cuba. Esta sí es una propuesta de izquierda con
planteamientos más tradicionales y que expresa la idea corriente que tenemos de
los izquierdistas de las décadas del 70 u 80.
Así que la mesa está servida. Y como pueden darse cuenta, la
división de la izquierda no es gratuita. Hay diferencias de fondo que se
expresan en cómo encarar los problemas del país.
(Publicado originalmente en el Diario Viral el 31-3-2021)
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