El error de la SUNEDU

Es una medida saludable la emprendida por la SUNEDU. Denegar el licenciamiento a universidades que no cumplen con el mínimo de condiciones básicas de calidad que exige la Ley Universitaria. Hasta la fecha, son 43 universidades y 2 escuelas de posgrado. Pero la medida generará consecuencias. Una de ellas es el conjunto de jóvenes que verán truncadas sus aspiraciones de formación profesional universitaria, por las limitaciones inherentes al proceso de traslado hacia universidades licenciadas, acción que la SUNEDU estima como solución al problema del cierre.

Pero vayamos un poco más allá. Nuestro caso es singular, la gran mayoría de la sociedad peruana considera que la única educación superior valiosa, prestigiosa y efectiva es la que otorgan las universidades, desmereciendo o considerando en segundo orden las diversas formas de educación superior no universitaria, principalmente de orientación técnica.

No queda la menor duda que el origen de esa injusta percepción es nuestra acentuada herencia colonial que jerarquiza y clasifica a las personas. Para no pocos jóvenes, especialmente de origen modesto, la universidad no sólo los formará como profesionales, sino que los ciudadanizará, los prestigiará ante los demás, independientemente de la vocación profesional o el enfoque de la profesión como servicio.

Son estas consideraciones las que no ha tomado en cuenta la SUNEDU y mucho menos el Estado peruano a la hora de dictar el cierre de universidades de baja calidad (pero que vienen otorgando el ansiado “título universitario”).

Nadie puede oponerse a cerrar universidades de baja calidad, pues de hecho constituye una estafa a los usuarios del servicio y una grave irresponsabilidad ante la sociedad. La SUNEDU contempla que la solución al problema es el traslado a universidades licenciadas. Se trata de una solución a corto plazo, desarticulada y sin encarar el problema de fondo.

La educación superior en el Perú requiere una reforma que la fortalezca y la reoriente. Especialmente la que es dirigida a los sectores menos favorecidos del país. Requerimos fortalecer y valorizar la educación técnica superior, convertirla en una opción valiosa de vida para los jóvenes. Y no sólo se trata de presupuesto público o estímulo a la inversión privada en educación, que es importante. Se trata de emprender una política pública que coloque por igual a las diversas modalidades de la educación superior como potenciales caminos para la realización personal y profesional de la juventud. Políticas claras que articulen a las modalidades mencionadas (universitaria y técnica), así como entre las mismas universidades. Establecer nexos con el mundo empresarial y las necesidades reales de las regiones del interior, e incluso, desafiar al sistema educativo superior con universidades politécnicas y una mayor virtualización de la formación profesional.

Pero el meollo más difícil es superar la arraigada percepción que sólo la universidad prestigia a las personas y la educación técnica es de segundo orden o dirigida a los “perdedores”. La gran cantidad de universidades que tenemos en el país es la prueba irrefutable de esa “aspiración” errónea. De ahí que la mayoría de las universidades no licenciadas se hayan caracterizado a lo largo del tiempo por ofrecer una deficiente formación con bajo rigor universitario, pero que a la hora de titular, ofrecen múltiples facilidades y facilismo para obtener el título universitario. Pues, para los sectores emergentes, el título universitario es el pasaporte a la aceptación social y el prestigio personal. La SUNEDU y el Ministerio de Educación tienen el deber de encabezar una gran cruzada que permita valorar y reorientar la educación superior, no solo universitaria. De lo contrario, seguiremos reproduciendo viejos errores y prácticas que vienen de larga data.

(Publicado originalmente en Vox Populi Al Día)

https://voxpopulialdia.com/category/eland-vera-vera/


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