La presentación del plan de
gobierno es un requisito formal para acceder como candidato a un cargo de
elección. Pero, a la población le interesa poco o casi nada el citado
documento. Los interesados en los planes son los analistas, periodistas y los
propios rivales electorales. Al ciudadano de a pie le interesa la persona, su
carisma, sus osadas propuestas, su performance en los medios y la sensación de
seguridad que puede transmitir. Por eso hay buenos planes de gobierno con
pésimos candidatos y por el contrario, candidatos atrayentes con planteamientos
simples.
La actual campaña, para colmo de
males, se realiza en medio del desánimo nacional, la emergencia sanitaria, la
falta de trabajo y la crisis del sistema político. Los números de las encuestas
son reveladores, ningún candidato supera el 20%. En medio de ese panorama los
planes importan poco. Es así que George Forsyth el joven candidato de 38 años,
exalcalde del distrito de La Victoria, exfutbolista, exmodelo y empresario de
ropa, se constituye en una alternativa sostenida en el carisma, la simpatía y
una gestión audaz en su distrito. Bastante sintomático que la renovación venga
de un político con esas características. Se trata de un candidato light, con
ideas simples, entusiasmo y mucho punche. Versión opuesta a los señorones de la
política, cancheros y con argolla de intereses. Pasan los días y no se avizoran
candidatos de sorpresa. Parece que el electorado está golpeado y con las
esperanzas bajoneadas. No es para menos con todo lo que estamos viviendo. Por
eso, la candidatura del simpático “Forzay” sobrevive.
La gran interrogante es saber si
le alcanzará para sostenerse y pasar a la segunda vuelta. Del otro lado de la
vereda, encontramos la propuesta densa y desafiante del cambio de Constitución,
pero que al parecer se está vaciando de contenido, pues muchos candidatos ya la
han abrazado por conveniencia y cálculo.
Preocupa, más bien, que el “Kent
peruano” es tan light que su entorno está compuesto por colaboradores de su
gestión edil, amigos personales que comparten aspiraciones empresariales de
corte mercantilista, amigos y contactos de su padre y uno que otro tránsfuga de
partidos de derecha. O sea, nuestro candidato light es más de lo mismo. Es un
cascarón de simpatía y nada más. Ese es su punto más débil, pero a la vez su
potencial. A lo que agregaríamos que sus candidatos al Congreso son tan simples
como él. Veremos si la fórmula de lo simple funciona.
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