Déjà vu y el otro Perú

 El déjà vu es la sensación de haber vivido antes la situación que se vive hoy. Y eso es más o menos lo que ha sucedido con la elección del profesor cajamarquino Pedro Castillo. Tal como lo resume el periodista Marco Sifuentes desde 1990 hasta la fecha se repite cada 10 años el mismo fenómeno. Un candidato sorpresa que emerge con respaldo provinciano se enfrenta en segunda vuelta al candidato del orden establecido y de las élites.

 En 1990 el candidato de las élites era Mario Vargas Llosa y el candidato sorpresa era un casi desconocido nisei que ni siquiera tenía plan de gobierno (Alberto Fujimori). En 2000 el candidato del orden establecido era esta vez el nisei convertido en presidente neoliberal (Alberto Fujimori) y el candidato del interior era un economista indígena oriundo de Cabana, Alejandro Toledo. En 2011 la candidata de las élites era la hija de Alberto Fujimori (Keiko Fujimori) y el candidato emergente era el militar nacionalista Ollanta Humala. En 2021 nuevamente la candidata del orden neoliberal es Keiko Fujimori y el candidato del otro Perú es el profesor rural oriundo de Tacabamba, Pedro Castillo.

 Y en cada ocasión que el candidato del otro Perú ha disputado la segunda vuelta, las élites y sus aculturados seguidores han montado campañas de racismo calificando a los votantes de indios y cholos ignorantes que no saben elegir a sus gobernantes. Siguiendo el razonamiento de Sifuentes, en todos los casos los candidatos del otro Perú –una vez en el poder-  han sido absorbidos por las élites limeñas y han gobernado alineados al modelo dominante. Sin embargo, en los tres casos, Fujimori (de 1990), Toledo y Humala, han buscado extender el Estado hacia los pueblos del interior, con resultados diferentes.

 La Nación interior nuevamente, como cada diez años, ha emitido un mensaje, quien tenga oídos para oír que oiga. Es en estos casos que se une lo político con lo sociocultural. Las elecciones presidenciales en el Perú son la ocasión en la que se abren las puertas de desfogue de todos nuestros asuntos pendientes irresueltos. El centralismo, la corrupción de las élites, la exclusión, la discriminación y la desigualdad se ponen sobre la mesa. Se trata de un pueblo que lucha por construir un Nosotros Inclusivo, que el Estado sirva a esa Nación interna y que el desarrollo permita el bienestar de todos. La mesa está servida. Usted decide su voto para la segunda vuelta.

 (Publicado originalmente en el Diario Viral el 14-4-2021)

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