Fujimori reconoce culpa para evitar amarguísimos recuerdos más fuertes que la culpa


Aceptar de plano la acusación sobre el pago indemnizatorio de 15 millones de dólares a Vladimiro Montesinos y de ese modo recortar el proceso es una hábil jugada política; pues de esa manera se evita el desfile de cerca de una treintena de testigos, la influyente atención mediática y el peligroso recuerdo nacional de la entraña corrupta de la relación establecida entre el ex-dictador y su asesor Montesinos. Los casos de corrupción del régimen fujimontesinista en los que se involucra directamente a Fujimori y Montesinos son emblemáticos y claves para la comunidad nacional; no sólo porque directamente afectan las intenciones electorales de Keiko Fujimori, sino porque ponen el dedo en la llaga sobre el gran significado mafioso que encierra la relación Fujimori-Montesinos. Fuerte vínculo al que no hay que perderle mirada, porque implica conocer y reconocer que el gobierno de Fujimori fue un gobierno de dos personas (una diarquía).

Espero que las futuras generaciones lo tengan bien grabado: fue un gobierno mafioso centralizado en dos personas (uno electo por la población y otro el elegido por el gobernante). En términos políticos fue así y debe quedar muy clarito.

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