La cojera de Hernan Fuentes: la cáscara discursiva


La incertidumbre levantada por la proclamación de la ("poderosa y espectacular") Región Federal Autónoma Quechua-Aymara se debe, entre otras posibles razones, a que carece de soporte, pudiéndolo tener, por la sencilla razón que Hernán Fuentes, presidente regional de Puno, sus asesores y los consejeros que lo secundan, no se encuentran mentalizados ni por asomo, no son seguidores en lo más mínimo y desconocen -supongo- casi por completo el significado real de lo que proponen.

En primer lugar, acudir de modo desembozado y alocado a la afirmación de la identidad étnica, sin siquiera haber exhibido una trayectoria de compromiso con las proclamas y acciones concretas de los pueblos indígenas es un despropósito que lo encuentra desnudo a Fuentes. Fuentes, no es un paladín político de la civilización andina. Es sencillamente un oportunista que ha visto en la reivindicación identitaria una ventana apropiada para aprovechar coyuntural y electoralmente el momento.

En segundo lugar, acudir al autonomismo como potencia constructora de nación quechua aymara son palabras mayores para nuestro pintoresco personaje. Los nacionalismos, aquí, allá y en cualquier lugar, se han edificado con hombres de envergadura que han sabido actuar en el momento exacto y procesando creativamente expectativas reales de la población. El autonomismo nacionalista le queda muy grande a Fuentes. No goza de la fuerza edificadora de una nación. Se trata de un caso más del "cholo" que aprovecha las reivindicaciones de los pueblos originarios y nada más.

En tercer lugar, proponer la federalización implica un reflexivo proceso de pensamiento de lo nacional y lo regional. La postulación del diseño federal es una arquitectura compleja de organización política que se sostiene sobre un conjunto de factores históricos, geo-económicos, sociales y culturales. La federalización de este conjunto de naciones llamado Perú, combinada con el autonomismo micronacionalista y sazonado con la afirmación étnica es pura cáscara, hojarasca en la boca de Fuentes.

Ni qué de decir, si la propuesta contendría directamente la postulación de una ciudadanía intercultural o multicultural en el marco de una profunda democratización de la sociedad regional de cara al S.XXI.

Por tanto, Fuentes es solamente un pequeño caudillo provinciano, radical y oportunista con una atractiva cáscara discursiva. ¿Si habrá seguidores? Por supuesto. ¿Si tendrá trascendencia? Poco probable. Es, ha sido y será un caso más de fachada. Detrás de él no se observa un núcleo vigoroso democratizador. Pero eso sí, es un extraordinario manjar analítico para las ciencias sociales. Una delicia para la fruición intelectual. De esos personajes que dejan huella por las cantinfladas en las que se meten y por la criollada con la que actúan. Algo así como una versión provinciana del político "Cholo Power"

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