¿Y los profesionales corruptos?

Un fiscal corrupto cayó con las manos en el bolsillo de billetes y todos nos indignamos; pero nadie considera que es un hecho inimaginable o desacostumbrado, tratándose de un profesional. Y es que la costra de la corrupción se halla impregnada en el cuerpo social a tal punto que ni siquiera distinguimos los actos correctos de los incorrectos. La corrupción está socializada, es parte del modo de vida y del ejercicio profesional de no pocas personas.

Es cierto también que la corrupción guarda relación con la pobreza del país, pero fundamentalmente es el ejemplo social de cada día su principal estimulante. Acaso los adultos en general y los padres de familia en particular no potencian la viveza: estar “mosca” para sacar “tajada”, instrumentalizar la amistad o seguir una profesión de lucro que permita obtener ventajas en toda situación.

Como el fiscal que recibe una coima para desviar su fallo, el contador que manipula escandalosamente las cifras, el médico que usufructúa de las urgencias de salud, el abogado que se especializa en aberrantes arreglos extrajudiciales, el periodista que extorsiona o chantajea con la intimidad, el profesor que establece tarifa por su curso, el gerente o administrador que acosa y condiciona a las damas, los ginecólogos que publicitan con descaro abortos o “atrasos”, el ingeniero que ejecuta una obra desapareciendo materiales, el policía que se hace de la vista gorda en un asalto o el egresado universitario que compra la tesis.

Y la lista ad infinítum o de nunca acabar se pierde en el grisáceo horizonte que tiene aplastada la ética y la convivencia digna. Pero, eso sí, las justificaciones siempre estarán a la altura de la sinvergüencería: responsabilizando y quejándonos de la crisis económica, moral e institucional, los nefastos políticos y autoridades, las transnacionales y el imperialismo, la guerra con Chile, la invasión española y hasta en tono postcolonial no faltan quienes responsabilizan como fuente de todos los males a las traiciones fraticidas entre las etnias del antiguo Perú.

Así se vive la cotidiana y truculenta peruanidad de la corrupción: en cada esquina, en cada oficina, y –lo más preocupante- en cada profesión. Aunque parezca ilógico, la condición profesional no limpia a la persona de ser corruptible, corrupto o corruptor; incluso, a veces, es su condición previa, como en los desgraciados casos de la ginecología, el derecho, la contabilidad, el periodismo y otros más. En los que es necesario el dominio de un oficio o la presencia de su ejecutante especializado.

Es por eso que en los sonados casos de delincuencia y corrupción de cuello y corbata, nunca faltan consumados profesionales que ofrecen u ofrecieron su negra inteligencia al servicio del mejor postor. Anti-profesionales que pululan en las diversas especialidades del saber humano y que hace buen tiempo abandonaron la ética profesional en el retrete. Sin embargo, más canallescos son algunos gremios de profesionales que apañan, protegen, justifican o se desentienden de activar tribunales de honor o ética profesional.

Con mayor oscuridad en el panorama ¿qué pueden esperar los ciudadanos, las futuras generaciones, el país? O mejor dicho ¿qué debemos hacer? Tal vez podríamos empezar con un giro copernicano: dejar de considerar el lucro cuando recomendamos profesiones, pues estas son el producto de la inclinación personal sostenidas en la convicción íntima que esa opción elegida nos llevará a la plenitud humana y al servicio a los demás; la profesión se profesa no se trata de un concurso desaforado de apariencias y éxito cueste-lo-que-cueste.

Comentarios

Anónimo dijo…
Desgracidamente es verdad y mas que todo en "profesionales" de la distintas carreras en muchas universidades de provincias; que venden oportunidades o "NOTAS" como en la ciudad de Puno donde estudie y lo mas gracioso que no por 400 "lucas",solo unas cervezas y 10 o 15 "lucas" o un par de jarras en la Sirena o en alguna disco de medio pelo; dentro del area de Sociales (donde queda la etica o el ejemplo para los futuros profesionales) que ejemplo puede recibir un estudiante?? NO ES CIERTO tronqquitoo,cataCHULI, wayño y alan?...
Eland Vera dijo…
La corrupcion es de ida y venida: el corrupto, el corruptor y el corruptible. Como lo que hace unos minutos escuché sobre un dirigente estudiantil (bastante mediocre) que chantajea a sus profesores.

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