Una visión errada del progreso en el ande...Cemento = Desarrollo

Una de las singularidades de la percepción del progreso en el interior de la República y especialmente en la región altiplánica es lo que se entiende por desarrollo. Más de una vez somos testigos de cómo los alcaldes distritales y provinciales se afanan por construir “palacios municipales” o edificaciones que expresen la senda del desarrollo.

Lo curioso es que, en algunos casos, la población ve con buenos ojos ese tipo de obras. Inclusive, y esto ya es sorprendente, la Universidad Nacional del Altiplano de Puno se promociona en diversos encartes y publicaciones con anguladas y saturadas imágenes de edificaciones.

No queda duda que parte del desarrollo integral es la construcción de edificaciones imprescindibles como canales de regadío, carreteras, locales comunales, aulas para los colegios o postas médicas; pero asociar progreso únicamente con cemento es peligroso y suicida.

El progreso de un pueblo es fundamentalmente inmaterial, está vinculado a la actitud frente al cambio. El progreso es una fuerza humana para construir relaciones diferentes y superiores que nos lleven a niveles altos de vida, convivencia y bienestar.

Asociar desarrollo con cemento es caminar por la ruta equivocada e inversa. Es anteponer lo inmediato a la perspectiva de futuro. Lo observable a lo de fondo. Tal vez parte de esa errada visión de las cosas es producto del tipo de sociedad en la que estamos inversos; en la que los valores fundamentales se encuentran invertidos, de cabeza. Sociedad que encumbra a líderes oportunistas y bucaneros a la caza del preciado oro estatal.

Es tiempo de poner las cosas en su sitio, la imagen del progreso es el Ser Humano y su portentoso potencial de esperanza y entusiasmo. Un rostro alegre, compartiendo con otros rostros alegres es el ícono del progreso. Una juventud ávida de futuro que a cada momento quiere devorar el tiempo para crecer, una familia que lucha día a día para hacer de las carencias el motor de su despegue, líderes hermanados con sus simpatizantes, profesionales comprometidos con su misión de dar más que recibir, hombres y mujeres solidarios, ciudadanos que luchan por sus derechos… pero que cumplen sus deberes.

Las imágenes del progreso expresan, como nos damos cuenta, lo que los grupos humanos llevan dentro. Más allá del cemento o sobre su dureza se edifica el verdadero desarrollo. Es hora de cambiar esas imágenes de progreso, pues son mañosas evidencias de una ideología materializante y consumista.

Visto desde la óptica de la comunicación humana es cómo apostar por la verticalidad de las imposiciones, por encima de la horizontalidad del diálogo fraterno.

No debemos olvidar que el tipo de sociedad que el hombre sueña para los demás se expresa en esos pequeños detalles. Al final de cuentas es la ubicación del ser humano en la constelación de situaciones y relaciones. O lo ponemos por encima de lo observable o lo sometemos a la materialidad de las edificaciones y demás creaciones humanas que, muchas veces, obnubilan la conciencia y el corazón.

Hagamos el esfuerzo, olvidemos esas materialidades e insertemos personas, ciudadanos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos. Será sencillo, pero lleva dentro un giro copernicano en nuestra visión de la vida.

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