Letras de Juan Carlos Chambi

Juan Carlos Chambi -amigo, periodista del Diario Los Andes y egresado de Cs de la Comunicación de la UNA Puno- me envió un trozo de su vena literaria, lo transcribo con gusto... y autorización.

Apología de los recuerdos al tiempo

Juan Carlos Chambi

Soñar con la tierra liberta en los recuerdos hermosos, alejado del género del cual yo soy como rememorando todo discurso en la vida pasada de noche. En un instante de rivalidad entre los hombres derruidos por toda memoria en el espacio y el tiempo.

Cómo vivir observando todo lo nuestro todo lo mío todo lo tuyo, como si fuese un momento en el aire mi muerte tu muerte nuestra muerte en el ser espectáculo y no-memoria a los ojos en el tiempo vivido en las ausencias de cuerpos la mácula difundida al extraño invasor de memorias, el salvaje del tiempo pasado en las rutas al viento.

Toda palabra aparente de dios ejecutado el nativo por la peste y la sed difundida hacia el oeste, la salvación curiosa de esta latitud, el ser complejo en la aurora en revolución contra toda palabra marcada para matar en los andes las selvas entre desiertos tomados por la maldad los ignorantes a toda fe en la eternidad plasmada por la montaña.

Y el sol a toda costumbre, la originalidad desde el alma despierta, al rayo en recuerdo escarbando la tierra dormida a lo que no se es en las noches en el dormir, a las guerras traídas por el invasor, el tocado en la frente, en la carne en ficción, la de ser un rey apócrifo para toda invención.



Las historias más puras, el que sintió el vuelo, las apologías más dignas, el que solo murió. Me duele pensar siempre todos los días en el olvido en ofensa la propia tierra labrada en las sangres para el advenedizo en recuerdo en futuro y presente.

Cómo vivir tranquilo si vivo y me muero entre extraños con máscaras azules y blancas fingiendo todo y tratar de ser lo que no se es, lo que no se siente ser, lo que no se fue ayer, sobre la armadura ultrajada a toda palabra escrita en la oscuridad de la cruz difundida en el exterminio y la falsa bondad.

Acaso vale la pena arriesgarlo todo frente a la muerte acogida en silencio y tan sólo morir por una idea inmortal. Acaso se es héroe exponiéndolo todo la vida por el que no ve más allá de su propia existencia, la inexistencia.


Acaso la vida se pinta hermosa para el que muere creyendo en lo que pensó el sentir de su existencia acogida. acaso agarrar en el fuego, el fusil, el poder te asegura la libertad. Cómo saber qué hacer si ni tu nombre es descrito con valor por el viento a toda palabra pensada al leer al vivir la libertad.

Quisiera ser yo un concepto definido en última instancia y tener razones suficientes para decir la verdad, ya que todos hablamos todos cantamos, todos pensamos, todos creemos tener la verdad. Y cómo saber si eres tú el adalid de los muertos o si son ustedes los que hablan por mí.

Ya quisiera ser solamente el reflejo mentado por el hombre el que dice conocer la verdad pasando al olvido la existencia absurda toda forma de interpretación. Ya quisiera ser sólo un punto lo ausente en el aire y pensar que mi existencia es el viento renuente a mi vida a mi camino estrecho a mis sueños en la oscuridad.

La ausencia esperada a la carne en la muerte, lo aparente en el punto final de toda la historia perversamente contada. Qué más puedo decirles en este atardecer en mi vida, en este amanecer de la utopía mentada en mi soledad. Cuando soy yo libre a toda idea creada para dominar para delimitar la palabra infundida para cambiar lo que hay de pureza en el mundo descrito sólo al tocar por el que cuestionó todo a sus ojos vendados al comenzar a existir alejado de toda materia perenne en el tiempo.

Ya mi idea mata al aire encontrado en los caminos cogidos para encontrarme para entenderme, para entender la locura del que ve más allá de toda palabra, de toda idea asustada para el que piensa en ser él y no en él ser como poner a la forma por encima del fondo o en un pensar la libertad poner el fondo por encima de las formas.

Qué predominará, yo no lo sé, sólo puedo decir que soy medio y no soy yo, que soy algo y no sé que soy, mas siento que pienso, y lo que pienso no sé si es lo que vivo, lo que viviré o lo que viví. Cómo saber que la paramnesia que sufro me invita a reintentarlo, todo recuerdo en mi vida errante.

Como las aguas a mi memoria salvaje, el que corre en todo espacio, en todo recuerdo en el tiempo por el que vive alejado de toda la forma el concreto inventado para vivir toda la forma instaurada por el que dice tener razón última de lo que hay en la vida de una sierpe en la arena.

Los restos en un futuro ausente en la memoria en la vida, la erosión, la vida del hombre que cree en lo que pensó, en la inmensidad, ser solamente un canal en la expresión de muchos hijos. Los extraviados. Por tener en su cuerpo la veta del árbol, el muerto en la guerra por tener en sus manos el dominio de toda la tierra, futuro y más allá.

pienso que para existir en este universo en ideas hay que ser utopía irracional en donde se vive o se cree vivir, ser la tilde extraviada para pensar en ser real, como la nube inconstante a toda palabra en el cielo, ser esculpido en los reflejos por unos versos contados al aire y el tiempo perenne por la inmensidad.

Ser tan pequeño como el concepto medido, el delimitado por el hombre inmortal, el que a toda palabra la traza en la soledad, cuando nadie te escribe la figura engañosa, las alas, las formas creadas para dominar. Sin ser fondo en instante sólo figura mortuoria, el que ve más allá de la realidad escapando de toda influencia fatal.

La vida, un cambio intrincado tan sólo figuras del alma encontrada la propia vida emancipada en el tiempo. Todo lo acontecido en un espacio infinito, el pensar el ser eterno, el recuerdo escogido para repetirse en la mente. La única prueba, la existencia sin tiempo, la figura expresada en una ajena alusión.

Ser sólo tú en tu universo pequeño, pero ser la verdad a tus ojos llenos de lágrimas, por ser elemento pasivo en la muerte en la vida, pensando en todos los recuerdos y vivir por un instante luchar y conseguir la libertad, la eternidad. La verdadera historia será la cuenta escondida del tiempo de la forma y el canto escogido, el que confronta la instaurada verdad.

La existencia en el tiempo, la tierra labrada en la armonía o invadida en la falsedad. Sólo el fondo es lo que cuenta en la explicación cíclica, la frondosa y repetida existencia, el poeta encontrado en la evolución siempre alejado del espacio y del tiempo.

Siempre el mismo tiempo en las otras ideas y nunca el mismo tiempo en las mismas ideas, el cuerpo como un espacio definido en una prisión todo lo que representa el tiempo en un instante la ausencia en los recuerdos. La idea creada en el ser, el pensamiento de la existencia, la única vía en el pensar

La vida escogida en el pensamiento, se vive por siempre, el océano escondido de la materia en la muerte. Apología de los recuerdos al tiempo

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