Corrupción política o ¿Cómo salir de pobre haciendo política?



El Índice de Percepciones de la Corrupción publicado por Transparencia Internacional, mide el grado en que se perciben la corrupción administrativa y política de un país. Varía desde 10.0 (países menos corruptos) hasta 0.0 (países corruptos). A nivel mundial, los países desarrollados son los menos corruptos, ahí tenemos por encima del valor 9.0 a Islandia, Finlandia, Nueva Zelanda, Dinamarca, Singapur, Suecia, Suiza, Noruega. En Sudamérica, sólo dos países se encuentran por encima del valor 5.0: Chile y Uruguay. El Perú tiene un valor de 3.5; siendo Paraguay, Bolivia y Venezuela los países más corruptos de este lado del continente. El dato más desagradable es que la corrupción peruana tiene una tendencia a agudizarse (4.5 en 1999, 4.0 en 2002 y 3.5 en 2005).

La corrupción, que duda cabe, se halla fuertemente vinculada al nivel de desarrollo alcanzado por las sociedades. El informe citado coloca a las naciones menos desarrolladas del planeta como las más corruptas; pues la relación entre ética y desarrollo es recíproca. El corrupto es el No del desarrollo; el honrado es el Sí, la base para construir futuro.

Por desgracia la corrupción es parte de la vida nacional y seguramente se remonta a muchos siglos, incluso antes de la llegada de los colonizadores europeos. Lo cierto es que no existe peruano sobre el planeta que no haya experimentado un acto de corrupción, ya sea como agraviado o como gestor de la corrupción. Expresiones como "todos roban", "nadie se salva", "roba pero hace obras", “hecha la ley, hecha la trampa”, “la mamadera del Estado” o "ladrón conocido" enmascaran nuestra propensión a lo deshonesto e ilegal.

Las constantes denuncias de corrupción contra autoridades elegidas democráticamente en nuestra ciudad, región y país van de la mano de rumores contundentes poco atendidos a la hora de votar. Por ejemplo, expresiones de los ciudadanos de a pie como "en Lima estuvo sin trabajo por eso vino a candidatear" o "tiene deudas bancarias por eso entró a la política" ¿tendrán algo de cierto?

Los actos de corrupción de alcaldes distritales o provinciales, funcionarios públicos, consejeros y presidentes regionales son pan de cada día y no sorprenden, ni nos quitan el sueño. Incluso late el deseo de alguna vez ser parte de ese banquete. Como cuando escuchamos la expresión "hay que darle la oportunidad a otros", cínica y perversa expresión que, en algunos casos, autoriza indirectamente la práctica de la corrupción.

Pero, ¿qué es la corrupción? El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es claro "en las organizaciones, especialmente públicas (gobierno local o regional, oficinas estatales), práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores (alcalde, regidor, presidente o consejero regional)". Queda claro, corrupto es aquél que usa el poder para beneficiarse. ¡Qué desastre! ¡Hasta parece el concepto de “político”! La oportunidad deseada para salir de pobre! ¡La ocasión para alcanzar algún objetivo personal o familiar¡ ¡El momento para solucionar problemas!

Pero como todo no puede ser provecho personal, surge la conciencia ambivalente y paralela: aprovechar y a la vez ser recordado por obritas para la población y así salvar el cargo de conciencia; además, la seudo misión del político corrupto y por ende ambivalente es sencilla: servir al pueblo y… servirse, por supuesto.

Es por eso que siempre llama la atención cómo se presentan los candidatos potencialmente corruptos. Su plan ambivalente y paralelo se inicia con dispositivos inteligentes (porque la cosa no es fácil); por ejemplo, forjar una nación distinta y sui géneris o construir una ciudad bella y turística. Loable por cierto. Pero son mitad medios y mitad fines, pues la otra mitad es el provecho personal, el beneficio que obtienen.

¿Quiénes pueden parar esta situación? Los ciudadanos. ¿Cómo? Con información de calidad, participando en la vida pública con propuestas. En suma, cambiando de mentalidad, si realmente queremos una mejor vida para nuestros descendientes.

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