Uno de los rasgos que definió la
reforma neoliberal de la década de 1990 es que el agro andino fue la última
rueda del coche y se privilegió la agroexportación costeña dedicada a productos
rentables para los mercados internacionales. Durante la campaña presidencial,
Verónika Mendoza de Juntos por el Perú, levantó como una de sus banderas la
ejecución de una segunda reforma agraria que atienda principalmente al agro
familiar y comunal.
Como resultado de la alianza
entre las izquierdas, existió un punto común de acuerdo que selló la alianza:
la apuesta por el agro. De ahí que Castillo nombró como Ministro de Agricultura
al cusqueño Victor Mayta Frisancho, el ministro más joven del gabinete, pero
con una trayectoria destacada como dirigente campesino: la persona adecuada
para motorizar políticas agrarias enfocadas hacia los productores más débiles.
En ese marco, el presidente Pedro
Castillo lanzó el último domingo la “segunda reforma agraria”. Es innegable que
la denominación tiene un toque marketero que resucita sustos de quienes nunca
dejaron de fustigar al general Velasco por la “primera reforma agraria” que
liquidó el gamonalismo y reivindicó a los campesinos. Y como era previsible, la
prensa hegemónica ya salió a desmerecer y ridiculizar las propuestas del
gobierno.
¿Y en qué consiste la segunda
reforma agraria? Castillo anunció medidas de apoyo a la agricultura familiar,
comunal y cooperativa. Se crea un gabinete de desarrollo agrario, compuesto por
ministros y autoridades del interior. El objetivo: diseñar e impulsar políticas
del sector. Ajuste de precios para favores a productores nacionales frente a
los productos importados. Instalar una planta de fertilizantes. Impulsar la
compra estatal de alimentos provenientes de productores destinados a los programas
sociales. Impulsar un programa masivo de tecnificación del riego (siembra y
cosecha del agua). Beneficios tributarios para las cooperativas de comunidades
campesinas y nativas, reconociendo su papel como empresas productivas.
Se trata de un paquete de medidas
direccionado a un sector muy preciso del mundo agrario. Y es encomiable que se
aplique. Pero queda claro que el gobierno castillista no quiere corregir los
abusos laborales y la concentración de propiedades de los grandes señores de la
agroexportación y ha optado por un perfil discreto. Dada la polarización y los
ánimos enardecidos es una medida saludable que evita echar más gasolina al
fuego. Queda estar vigilante a la implementación exitosa de la segunda reforma
agraria, pues se trata de un ofrecimiento dirigido exactamente a los sectores
que votaron aluvionalmente por Castillo.
Foto: https://www.ecured.cu/index.php?curid=646587
Publicado originalmente en el diario Viral de Arequipa, 6-10-2021
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