Como si fueran unidades militares
de infantería, los grandes medios limeños se ponen al frente de la contienda
por la segunda vuelta. La estrategia es preocupante porque existe un tremendo
desbalance informativo. Los medios limeños son conglomerados empresariales, en
algunos casos monopolios descarados, que vulneran el principio democrático del
pluralismo informativo. Las democracias avanzadas se caracterizan por tener
medios de prensa asociados de modo directo e indirecto a las diferentes
corrientes del pensamiento político de cada país. Lo que permite ofrecer un
abanico de ideas y propuestas en igualdad de oportunidades y además diversas
interpretaciones de los acontecimientos ¿Quién se beneficia? El ciudadano.
Pero, en nuestro país el coro de
la prensa neoliberal, especialmente televisiva, ha emprendido una campaña que
apunta a demoler a Pedro Castillo y ensalzar a Keiko Fujimori. Los matices no
existen. Es el bien contra el mal. Como lo ha demostrado Rafael Lopez Aliaga al
desear la muerte del demoniaco oponente. En ese contexto, los medios se
convierten en máquinas productoras de miedos y recreadores permanentes de
fantasmas del pasado.
El alineamiento mediático no es
democrático, expresa autoritarismo y defensa enceguecida del orden establecido.
Se envilecen las relaciones entre el ejercicio de la profesión, los intereses
económicos empresariales y los apetitos de poder de los políticos. Ahí tenemos
cómo el deber de neutralidad de la periodista Clara Elvira Ospina (despedida
directora periodística de América TV y Canal N) quedó por los suelos cuando el
directorio de los Miró Quesada optó groseramente por cerrar su línea editorial
a favor de la señora Fujimori.
Tampoco debemos pecar de
ingenuos, los medios de prensa son actores políticos en cualquier sociedad
democrática. Lo discutible es no manejarse dentro de los límites de la
responsabilidad y el profesionalismo. Es decir, los medios tienen línea
ideopolítica, pero eso no significa que desinformen, oculten o atemoricen. De
lo contrario, ya no cumplen funciones periodísticas, sino de propaganda
política. Y de ahí a la manipulación hay un solo paso.
En medio del alineamiento
mediático-propagandístico hay una buena noticia. Hoy por hoy la influencia de
los grandes medios no es la misma de hace décadas, las redes sociales son
espacios ciudadanos de abundante información (y desinformación), discusión,
debate y respuesta a la información dominante. Los ciudadanos, especialmente
los más jóvenes, ya no son presa fácil de los grandes medios, su capacidad para
procesar datos, revertirlos y hasta ironizarlos es notable. Ante la falta de
pluralismo desde arriba, emerge la resistencia desde abajo.
(Publicado originalmente en el Diario Viral el 12-5-2021)
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