5 de junio: Día Mundial del Medio Ambiente

Este día debe servir para que, de una vez por todas, tomemos conciencia de las causas profundas y verdaderamente oscuras que mantienen la crítica situación del medio ambiente. Las sociedades altamente industrializadas y especialmente el imperio norteamericano tienen un serio compromiso de responsabilidad que rebasa lo estrictamente histórico. Pues el modelo de crecimiento económico imperante, el endiosamiento casi fanático del mercado, la competitividad industrial descarnada y la conversión de la ciencia en tecnociencia depredadora, han llevado a sobreexplotar los recursos naturales y conducirnos a un espiral de difícil, muy difícil control o detenimiento.

No creo que todo esté perdido, cada día son más las conciencias libres y liberadoras que toman conciencia del gran problema. Sé, estoy convencido, que la humanidad todavía tiene una poderosa reserva moral que irá creciendo para no permitir que la especie sucumba. Pero, claro, un gigantesco paradigma civilizatorio tendrá que cambiar.

En estos momentos, al escribir estas líneas, recuerdo mi lectura juvenil de Eros y Civilización (el link permite descargar el libro) de Herbert Marcuse y presuroso corro hacia mi librero para transcribir el epígrafe poético de Sean O´Casey que Marcuse dedicó como portada de la segunda parte de este hermoso libro, uno de mis favoritos:

¡Cuanto tiempo se ha perdido durante el destino del hombre en la lucha por decidir cómo será el siguiente mundo del hombre! Mientras más sutiles son los esfuerzos por averiguarlo, menos sabe sobre el presente en el que vive. El único mundo maravilloso que conoció, en el que vivió, que le dio a él todo lo que tuvo, era, de acuerdo con los predicadores y prelados, el que debía ser lo menos importante en sus pensamientos. Le fue recomendado, ordenado, despedirse de él desde el día de su nacimiento. ¡Oh, ya hemos tenido bastante de ese abuso de esta alegre tierra! No es una verdad triste que éste debe ser nuestro hogar. Con que sólo nos diera abrigo, ropa simple, simple comida, agregándole la lila y la rosa, la manzana y la pera, sería un hogar perfecto para el hombre mortal o inmortal.

De: Sunset and Evening Star